El blanco tiene esa cualidad esencial de no pertenecer a ninguna época ni a ninguna tendencia. Por tanto, este color no evoca un periodo específico, como pasa con el naranja y el marrón, que se asocian a los años 70, por ejemplo. Por el contrario, el blanco es atemporal y, gracias a esta particularidad, no envejece con el paso de los años. Combinándolo con colores naturales, también evitas arriesgarte a que, en un momento dado, te canse. Seguro que estás a punto de iniciar una bonita historia de amor con tu cocina blanca.