La apertura de la cocina a la sala de estar propicia un ambiente agradable. Ideal para invitar a amigos y familiares a pasar un rato en un entorno natural y cálido.
Las convenciones se dejan de lado. Compartimos momentos agradables en torno a una buena comida y estamos a gusto pasando tiempo juntos.
En familia, hablamos de cómo ha ido el día mientras que pelamos las zanahorias y preparamos la comida entre todos. Alrededor de la isla central, compartimos con complicidad un desayuno o nos sentamos para tomar un café con un amigo.
Los niños se sientan en primera fila para verte cocinar y, de vez en cuando, se ofrecen a echarte una mano.
Por su parte, los padres pueden cocinar con tranquilidad mientras echan un vistazo a los más pequeños, que juegan en el salón, o ayudan a los más mayores a hacer los deberes.